El Niño y La Tragedia (Crítica Literaria)
El niño de Fernando Aramburu (Crítica Literaria)
CRÍTICA LITERARIA
Lynnette Andújar
7/30/20242 min read


El niño y la tragedia
El escritor español Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) ha encontrado su nicho. Sus historias, que fusionan la ficción con el relato verídico y que tienen como puente la angustia interior provocada por sucesos trágicos y la turbulencia interna que estos generan, tienen un nuevo escenario. En esta cuarta entrega de su serie «Gentes vascas», abre las heridas y los recuerdos incómodos que provocó la muerte de cincuenta niños y tres adultos tras una explosión accidental por un escape de gas en el colegio Marcelino Ugalde en 1980, en el pequeño pueblo de Ortuella (Vizcaya). Un poco más de ocho mil habitantes sufrieron la muerte de estos niños, que en su mayoría tenían entre cinco y seis años de edad.
El cruel suceso, que aún enmudece a toda España ante su recuerdo, se narra desde la pluma de Aramburu en una estructura dividida en capítulos cortos que permiten poner en contexto la habilidad del autor para cerrar escenas y ponerles puntos finales contundentes. Estas mismas divisiones dinámicas contienen una acertada alternancia de narración enfocada en el duelo de una familia compuesta por tres miembros: los padres de Nuco, Mariaje y José Miguel, y su abuelo Nicasio. El autor escoge narrar desde el sentimiento más profundo, el de la madre de Nuco, en donde nos confía, en forma de entrevista y ficción agregada, la cronología de este duelo. También alterna entre un narrador externo, actuando como reportero, e intervenciones de tono aclaratorio por parte del mismo autor.
Con nombres ficticios aprobados por la misma familia, conocemos en estas 267 páginas cómo la desdicha alcanza y va desintegrando la estructura de esta pequeña familia. Los pensamientos introspectivos, los fantasmas y las culpas del pasado que nos va contando principalmente Mariaje resaltan la madurez de Aramburu para tocar la fibra emocional de este lamentable suceso. El autor logra mostrar con sutiles y acertadas descripciones el ambiente que tanto la desgracia como la cotidianeidad generan en este tipo de pueblos, así como lo desestabilizante y permanente que puede ser una pérdida familiar. Aramburu logró, con la estructura de los diferentes tonos y una ficción acertada, darle una dimensión explícita y cómoda para que el lector conozca esta historia.
La obra no está enfocada en finales perfectos, porque ya conocemos el final. Se enfoca en lo histórico y psicológico de la tragedia para estos padres y su abuelo, donde la locura, la muerte y un aire nuevo de libertad cierran esta historia sin fin. No hay grandes movimientos de los personajes, pero sí un aprecio profundo a la pérdida del sentido común y el deterioro de la sociedad en la que se ambienta. Como el mismo Aramburu describe su novela, la escribe «con responsabilidad historiográfica, su material de trabajo no es la verdad, sino la suma de detalles que le permita una representación coherente de vidas privadas». Con eso en mente, es una propuesta interesante para contar duelos y una de las mejores lecturas para conocer la historia de que marcó Ortuella y España completa.